Hoy empezamos la tercera semana de las prácticas tuteladas. La mañana empezó como las otras, con nuevos pacientes y la toma de constantes. Los pacientes de esta semana son bastante agradables y conversaron conmigo más de lo habitual. No obstante, de vez en cuando sigo haciéndoles visitas a mis antiguos pacientes para ver si ha mejorado su estado de salud.
La hora de curas fue bastante común, limpiar la herida con gasas llenas de betadine y cubrir con un apósito simple. Se echan de menos esas curas de la primera semana en las que se lavaba la herida con una sonda de Nelaton y suero fisiológico. En la hora de la medicación, me encontré con fármacos nuevos, sobre todo fármacos relacionados con el parkinson debido a que uno de nuestros pacientes padece esta enfermedad.
Por último llegó la hora de registrarlo todo, lo que en mi opinión, es la parte más aburrida del día. Sentarse en un ordenador escribiendo todas las actividades que realizaste por la mañana. Tras 6 horas trabajando mientras escribo en el ordenador se me cierran los ojos, menos mal que a mis compañeros les pasa lo mismo y no soy el único.
Cada día el trabajo se hace más rutinario, lo que afecta a nuestro estado de ánimo. Ya no se hacen las cosas con tanta energía como el primer día. Esto pasa con todos los trabajos pero si sabes escogerlo bien por muy cansado que estés saldrás cada día del trabajo con una sonrisa, feliz por hacer lo que siempre quisiste hacer.
Comentarios
Publicar un comentario