El primer día que llegamos a nuestra planta, la supervisora sólo nos dio un consejo antes de distribuirnos a cada uno con su enfermera. Nos aconsejó que fuéramos muy observadores y la verdad es que ese consejo me sirvió de mucho. Los primeros días estuve muy atenta a todo lo que hacía mi enfermera y, cuando me decía que hiciera algo, me pensaba las cosas más de una vez para no cometer ningún error. A medida que pasan los días te vas haciendo mejor en tu trabajo (o eso crees tú) y ya haces las cosas de manera mecánica sin pararte a pensar ni un segundo en lo que estás haciendo, como si todo fuera siempre igual. Pero no, es un gran error hacer eso porque en el momento en el que te cambia la rutina ya no sabes que hacer, y de eso soy víctima en el día de hoy.
Acostumbrada a cambiar un suero vacío por uno lleno, hoy el suero que tenía que cambiar aun tenía algo de líquido (1/4 de bolsa aproximadamente) y por rutina siempre desconecto el sistema, quito el suero del árbol y meto el sistema en el suero nuevo peeeeero (y aquí viene mi desastre) como el suero aún tenía líquido al quitarle el sistema se derramó todo por el suelo. Mi enfermera me miró con una cara de: ¿Cómo haces eso? lo que no saben es que para lo que ellas es obvio a los enfermeros de prácticas (torpes) nos cuesta un poquito más.
Consejo del día: la mayoría de los procesos que realizamos no siguen una teoría, sino que se enriquecen mediante la práctica, la observación y la lógica que aplicamos a dicho proceso.
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