Como enfermeros, nos dedicamos a ayudar y a cuidar de los pacientes cuando más lo necesitan. Ese es uno de los factores por los que escogí esta profesión. La satisfacción que se siente cuando un paciente mejora y recibe el alta. Ahí sientes que has hecho bien tu trabajo, sobretodo cuando el paciente te da las gracias. Sin embargo no todo son cosas buenas.
Primero, odio madrugar. Puede parecer una tontería pero el turno de mañana acaba con uno. Levantarse temprano para coger un bus sobre las 7:20, trabajar siete horas de pie y descansar sólo media hora. Por muy temprano que te acuestes, vas a estar cansado el resto del día.
Por otro lado, el gel con solución alcohólica acaba con las manos. Sólo llevo dos semanas en el hospital y ya tengo las manos destrozadas. Debemos lavar las manos entre paciente y paciente todos los días por lo que existen dispensadores de solución alcohólica en las habitaciones y los pasillos del hospital. El abuso de este gel provoca que se te caiga la piel y en mi caso, se me han irritado algunas zonas de las manos que parecen estar eccematosas.
Otra cosa bastante molesta es la hora de la comida. Cuando ya llevas 5 horas trabajando y llega la hora de la comida cambia totalmente mi humor, tengo hambre y sueño y lo único en lo que pienso es en irme a mi casa por lo que hago las cosas con menos ganas.
Con el paso del tiempo espero acostumbrarme a estas complicaciones porque voy a realizar este trabajo todos los días de mi vida.
Comentarios
Publicar un comentario